El avance de la
banca islámica
Irene Hell
BBC, Sharm al-Sheikh, Egipto
El Foro Económico Mundial en Egipto fue escenario de nuevas asociaciones
con bancos islámicos.
El espectacular crecimiento de la banca islámica parece haber quedado
confirmado durante el último Foro Económico Mundial llevado a cabo en
Sharm al-Sheikh, Egipto.
Uno de los mayores bancos alemanes, el Deutsche Bank, anunció una
asociación de riesgo compartido con el Ithmaar Bank de Bahrain y el
Abraaj Capital de Dubai para lanzar un fondo financiero que se ajusta a
los requerimientos de la ley islámica, o Sharia, de US$2.000 millones.
Los bancos señalaron que el fondo fue creado para fomentar iniciativas
educacionales e inversiones en compañías del sector energético y
comunicacional, y para apoyar proyectos de infraestructura en el Medio
Oriente.
Más y más bancos internacionales convencionales, como el Citibank, el
HSBC y el UBS, están convirtiendo algunos de sus servicios en modelos
financieros islámicos libres de interés.
Las estimaciones sobre el valor de la banca islámica internacional van
desde los US$200.000 millones a los US$500.000 millones.
Algunos analistas financieros están preocupados de que el crecimiento de
la banca islámica permita que las instituciones financieras de Occidente
sean influidas por una agenda islámica conservadora.
Pero muchos agentes financieros en el Foro Económico Mundial se
mostraron optimistas en relación al creciente éxito de los servicios
bancarios que, a su juicio, son más justos y más éticos en la forma de
manejar el mundo de las finanzas.
Sin intereses
Los bancos islámicos no cobran ni pagan intereses.
"Estoy muy orgulloso de que nuestro bebé está creciendo", dice Alexander
Theocharides, director de Faisal Finance, el primer banco islámico en
Suiza.
"El volumen de transacciones financieras islámicas ha llegado a cerca de
US$500.000 millones y estamos presenciando un crecimiento anual del
10%".
"Queremos poner a disposición de Occidente el concepto de inversión
ética", explica Theocharides.
"Todos, incluidos los no musulmanes, pueden obtener beneficios de los
productos financieros islámicos".
Aparte de la región del Golfo, Suiza y Malasia son ahora los centros
neurálgicos de las finanzas islámicas.
Los bancos que se ajustan a la Sharia no cobran ni pagan intereses y no
financian proyectos que no siguen los principios de la ley islámica,
como invertir en apuestas o producción de alcohol, entre otros.
El modelo islámico de negocios está basado en la asociación y no en los
intereses de usura, que están prohibidos en el Coran.
Sin embargo, pese a que no cobran intereses, los bancos islámicos no son
-por lo general- organizaciones de caridad.
El cliente y el banco islámico comparten el riesgo de cualquier
inversión de acuerdo a los términos acordados en un contrato y dividen
las ganancias entre las dos partes.
Práctica común
Se estima que el valor de la banca islámica va desde los US$200.000
millones a los US$500.000 millones.
Los partidarios de la banca islámica ven un mercado potencial de más de
mil millones de musulmanes en el mundo, muchos de los cuales están
buscando instituciones que reflejen sus creencias religiosas.
Algunos analistas financieros sostienen que los clientes del Medio
Oriente han transferido en los últimos años miles de millones de dólares
fuera de los bancos occidentales convencionales.
Muchos temían quedar atrapados en nuevas regulaciones financieras mucho
más estrictas que podrían haberse aprobado luego de los atentados del 11
de septiembre en Estados Unidos.
Por su parte la banca islámica dice haberse beneficiado de esta
situación.
Otro tema de preocupación para los inversionistas ha sido el hecho de
que no existe una ley común o una práctica igualitaria en las finanzas
islámicas.
Expertos en Malasia y otros países islámicos están trabajando para
construir un consenso sobre las prácticas financieras.
Por ejemplo en países más conservadores, como Arabia Saudita, el cobro y
pago de intereses está menos aceptado que en otros países islámicos más
liberales, como Egipto o Jordania.
Muchos bancos musulmanes en el Medio Oriente utilizan prácticas más
sociales y operan como las cooperativas bancarias en Occidente.
La caridad es un valor central, un pilar del Islam. Cada musulmán está
obligado a pagar "zakat", un pago de 2.5% de su ingreso anual para
beneficiar a los más pobres.
Engku Rabiah Adawiah Engku Ali, profesora de la Universidad
Internacional Islámica de malasia espera que el crecimiento de la banca
islámica ayude a crear una mejor distribución de la riqueza en el mundo
islámico.
"La codicia es un problema. Tenemos que seguir recordándonos que no
debemos seguir la avaricia".
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